domingo, 4 de noviembre de 2012

Nunca está de más que te lo recuerden.


Hoy es domingo y llueve. Pero no es un triste domingo gris más.
Más bien hoy es uno de esos días que tiene todos los ingredientes para que sea un día que pase en el calendario sin pena ni gloria. Afortunadamente, no se cumple la regla.
Tu corazón esta mañana se despertó dando sacudidas a tu cuerpo a la vez que vociferaba a través de tu cerebro "¡arriba arriba, hoy es tu día para ser feliz!". Te levantas riéndote, ves que tu amiga, que ha dormido esta noche en tu casa, tiene peor cara que tú y aún así, os reís. Dios, ¡qué me gusta reír! Es tal la sensación de placer, de satisfacción que sientes una vez que ya te has terminado la carcajada, que la dejas guardada a mano, en un rincón de tu memoria para así poder seguir riéndote el resto del día. Como cuando te fumas un porro y eres incapaz de ponerte serio porque o te descojonas o te descojonas. Cuando ríes te sientes como al escuchar esa canción que te sube el ánimo hasta las nubes, te hace sentirte libre, con ganas de comerte el mundo. Sabes que puedes comértelo. Lo que pasa es que no lo sabes hasta que es tarde y se te pasó el turno.
Eres un ser humano excepcional y no lo digo por compasión, por cumplir, por quedar bien o por idiota, puesto que no te conozco y no sé quién eres. Lo que sí sé es que nunca está de más que nos recuerden cómo de geniales somos y qué poquito nos lo decimos. No es vanidad, o sí, ni autocompasión, o sí, ni un recurso débil que utilizas para hacerte fuerte, o sí... Bah, esto es la vida!
Lo bueno de vivir es que estás delante de una cinta transportadora de equipaje, ahí, quieto, esperando a que llegue la tuya. No sabes de qué color es, cómo de grande o qué esconde dentro. Por eso mismo, mejor que quedarte esperando a que la cinta deje de traerte maletas, coge la primera que te de un buen pálpito y sal de tu sala de recogida de equipajes y empieza a usarlo: ábrelo, descubre qué esconde y recorre tu vida con ella.
Hoy es un domingo lluvioso y gris, pero no me importa. Puedo reírme cada vez que me plazca recordando momentos graciosos o felices, sabiendo que me quedan muchos muchos muchos más por vivir.
Porque si es cierto eso de que "cualquier tiempo pasado siempre fue mejor" la única verdad que saco de esa cita es que toda nuestra vida es inmejorable, porque antes de que tengas tiempo para pestañear tu situación habrá ido cambiando, siempre para mejor.

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